Lo mismo ocurre con los vestidos de novia, donde ya no se preferirá la discreción ni la prudencia, sino que se apostará por lo llamativo, por lo exagerado y lo audaz.
Destacaran los volúmenes, pero no solo en faldas, sino también en escotes, en mangas exageradas y abullonadas y en espaldas, todos ellos los encontraremos en forma de volantes fruncidos, asimétricos, superpuestos, con detalles o pliegues.
Se verán también los elementos desmontables, como las faldas o las mangas, las chaquetas, la superposición de capas, los colores brillantes y los adornos, como plumas, lentejuelas, pedrería, perlas, plumetis, crochet y el tul, así como los encajes, todo un clásico en la moda nupcial que perdura y perdura.
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